martes, 2 de septiembre de 2014

Puñalada Trapera.




La décima historia que os voy a contar...

Me encuentro hoy aquí queridos escasos lectores, porque el otro día estuve buscando por el baúl de los recuerdos o mejor dicho: por los cientos de carpetas que tengo almacenadas en un armario muriéndose de risa. He encontrado cosas muy curiosas que creo que os podrían interesar y esta divertida historieta, creo que es una de ellas.

Honestamente, he de admitir que fue escrita un poco a disgusto ya que me fue impuesto el tema de ella por la profesora de literatura hará aproximadamente un añito largo. El objetivo claro era ponerse en la piel de un aparato tecnológico moderno y contar su experiencia propia de ser ignorado por su dueña durante un día a causa de un apagón general en la ciudad.

Mi intento dio este resultado que espero que disfrutéis.


                PUÑALADA TRAPERA

Un sábado por la mañana... Todo estaba muy apagado, como siempre. Sumergido en la oscuridad de la habitación, me encontraba, apoyado en la fina chapa de madera desconchada de la mesita de noche. Apenas entraban rayos de luz por los recovecos de la persiana. No podía divisar nada pero sí escuchar su respiración larga y tranquila. Emití un sonido melodioso para llamar su atención, para avisarle de su constante pérdida de tiempo metida en la cama. Porque yo necesitaba sentirme querido y escuchado. 

¡ Y vaya si me escuchó! Pegó un salto en la cama, dentro de las mantas. Continuó con un gemido mientras se desperezaba con los brazos estirados bostezando. Me cogió toscamente como cromañón a su presa y me metió en el cajón. Estaba enfurecido...¿Cómo podía tratarme así a mí? ¡A su compañero de viaje! Luego sentí como intentaba encender la luz pero no veía nada. 
¡Se había ido la luz! Me iba a quedar sin batería y mi compañera de juegos me deja allí...

Pasan las horas, presiento que vuelve una extraña presencia a la habitación. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? La verdad es que no lo sé con certeza. Lo que sí tenía claro es que esta vez no saldría ilesa y pagaría el pato como consecuencia de sus actos. Ya me encargaría yo de que no escuchase ni Alaska ni a Mecano y del Tuenti... que se olvidase una temporada.
Al instante, veo que abre mi cajón. ¡Al fin sería liberado! Pero me equivoqué. Abrió el cajón para acabar cogiendo la cajita de chicles que guarda desde hace unos meses para las emergencias.

La conozco perfectamente, así que supuse que se habría ido a dar una vuelta por la calle antes de acabar en el punto de partida, la habitación. La brisa de aire que me envolvió, me lo confirmó. Apestaba a tabaco otra vez. Seguro que había estado otra vez con la chica esa tan insoportable que no para de hablar. La que no se calla ni debajo del agua. Era el típico olor que desprendían sus cigarrillos aglutinados de veneno que impregnaba la cazadora vaquera con tachuelas metálicas de mi ama. 

Estaría tumbada en la cama leyendo la revista que se había comprado aquella semana. Mmm... ya podía oír el sonido de las páginas deslizándose por sus dedos.
Me quedé dormido muchas horas y cuando desperté ya era por la noche y ella, al no haber alumbrado disponible, ya se había acostado. Otra vez volvimos a nuestro ciclo rutinario.


                                                                       FIN


jueves, 21 de agosto de 2014

Un Discurso Para Ella.


              UN DISCURSO PARA ELLA

La novena historia que os voy a contar...

Hola almas errantes que tropezáis con mi blog, ya estoy aquí de nuevo para dejaros un pequeño escrito que este mes de septiembre, cumple ya un añito. Para continuar, he de admitir que no es precisamente ninguna historia ficticia ni nada por el estilo, es un escrito muy especial que realicé para recitar en el dieciocho cumpleaños de una chica que era muy amiga mia. Sé que no pinta mucho aquí, mucho menos ahora que ha pasado un año pero aun así, me gustaría compartirlo con vosotros porque en su momento emocionó mucho.

Bueno, pues os lo dejo aquí. Espero que lo disfrutéis.
 
            UN DISCURSO PARA ELLA

Querida Amiga:

Primero decirte que ante todo eres una gran persona. Siempre intentando dar lo mejor de ti en todo momento, a todas las personas con las que tratas día a día.
Luchadora, que pelea por aquello que quiere y por todas aquellas injusticias cometidas en su presencia. Una persona con mucho carácter y personalidad, pero a la vez muy intensa en todos los aspectos: Lo da todo o nada. Esa chica que tal vez a simple vista se divise aferrada a la oscuridad. Sin embargo, cuando menos te das cuenta, ella estará allí arriba. Encima de aquella gran pirámide donde se encuentran los triunfadores. Porque ella es así, quiere aprender de sus errores, desea mejorar todo lo que tiene y no descansa hasta verse satisfecha ella misma con el trabajo que ha realizado. Hasta que los demás se encuentran dichosos por sus decisiones o acciones.
Muy pasional, pues ella lo hace todo de corazón y pone como ingrediente principal su corazón y todo un mar de sentimientos sinceros en ti y todo lo que la rodea. Tan pequeña pero a la vez tan grande… Ahora, (desde que la conocí realmente), entiendo porqué había gente que decía que siempre las mejores cosas vienen en frascos pequeños. Muy protegidos para que no cualquier persona pueda disfrutar de ellos. Por suerte, yo he tenido el privilegio de conocerla de cerca y pasar tiempo agarrada de su mano, mientras mis diminutos pies se situaban en sus pequeñas grandes pisadas. Una amiga muy leal, guardará en su interior tus secretos.
Tienes una férrea determinación de perseguir la felicidad sin importar donde te lleve el camino. Algunos punzantes espinos de un rosal envenenado en la ruta no harán que te desmayes débilmente pidiendo ayuda. Muy coqueta ella, siempre con sus largos pendientes y su pelo al style de cleopatra. A la vista está su exquisito gusto artístico.
Eres una eterna perfeccionista con mucho arte, virtud que muy poca gente tiene. Quieres ofrecer lo mejor que tienes a los demás, mi infinitamente generosa amiga.
Desearía que todo volviera a empezar, tan solo volvería a repetir nuestro comienzo con tal de revivir todos los momentos que hemos pasado juntas. Volvería a vivirlos, pero eso no me bastaría. Sé que todavía me faltarían muchas cosas por vivir a tu lado, amiga. Esas y muchas más, faltan demasiadas para escribir un libro pero eso lo iremos solucionando con el tiempo.
Hoy, aquí, delante de todos los presentes, quiero desearte unos felices 18. Porque no todos los días se cumplen. Es una ocasión especial para ti y como lo sé, quiero decirte que lo disfrutes al máximo. Hoy 14 de septiembre es tu día.

Y para concluir mi dedicatoria, quiero decir de esta joven:

Mi amiga, una chica que mejor que la cuides. Tal vez nunca volverás a tener la suerte de cruzarte con alguien como ella. 

GRACIAS.







viernes, 18 de julio de 2014

Sentía.

                               Sentía 

Opinión Personal:

Buenas noches, escasos desconocidos que de vez en cuando tropezáis con alguna historia que he publicado en Internet y tenéis la curiosidad de leerla. Hace ya un año que no he publicado absolutamente nada en el blog. Ni una palabra, ni una historia nueva que contar (aunque eso no quiere decir que no haya escrito en todo el año ni una línea. Un verdadero escritor nunca deja de escribir.) Volví por aquí pero no puedo prometer que lo haga para quedarme de manera permanente ya que mi vuelta a esta página empezó siendo un propósito veraniego pero terminó convirtiéndose en una necesidad personal. 
Además de que he estado muy ocupada, este año, ha sido un año muy agitado en todos los aspectos y en el que mi vida ha dado un vuelco radical de 180 grados en varias ocasiones. Nunca me ha gustado escribir o publicar cosas sobre mi vida personal y los sucesos acontecidos en ella, aunque seguramente a la mayoría de la poca gente que me lee le interesaría mucho más leer algo que a veces parece ficticio pero es real. En todo caso, creo que continuaré con esta política de contar cuentos ficticios que no estén rasgados por mi vida personal.

Sin embargo, hoy no vuelvo para complaceros con una nueva historia, vengo para recomendaros y hablaros de una canción. Si, suena algo bien estúpido que después de un año, se me pase por la cabeza venir aquí a hablaros de música que en la mayoría de los casos no sea de vuestro gusto ni os interese. Más siento que es mi deber, antes de retomar mi marcha habitual de soltaros un rollo y dejaros la historia nueva, hablaros de esta canción porque sin decir mucho, lo digo todo sobre todos estos meses de ausencia. El porqué de mi incapacidad para escribir después de tantos meses teniendo tiempo de sobra para hacerlo. Un deber que me servirá como terapia personal y espero que sirva de consuelo o ayuda a quien haya pasado o esté pasando por una situación así. 

Sin más entrantes, os dejo mi primer comentario u opinión personal redactada a cerca de algo que considero que tengo que comentar. Espero que lo disfrutéis y ya sabéis, estoy abierta a leer comentarios.

                              Sentía.

Es una canción de Mecano.
La voz sensual, limpia y sincera de Ana, que hace de cuna, da un tono a la melodía que sume en la tremenda desolación. 
Esta canción no cuenta algo especial hasta que como dice el título, lo sientes.

Para mí, era una canción más del repertorio de Mecano, mi banda favorita. Una de las canciones que más me ha gustado desde que los conozco. Era simplemente una pieza que como otras de José María, tenían la dificultad de vocabulario, la complejidad a la cual estamos acostumbrados por su parte. Sin embargo, el mensaje siempre me parecía claro: Una persona que se involucró demasiado en una relación y luego tuvo que conformarse con ser "suplente" en la vida de esta persona, que para quien cuenta la historia, fue tan especial. 
Algo que podemos pensar que es duro, doloroso... pero la voz inconfundible de Ana nos endulza la letra y por más que escuchamos la canción la entendemos pero no la sentimos. Debido a las ironías de la vida, hoy puedo decir que esa canción que para mí era bastante buena y no había tenido mucha repercusión en el grupo, ni la tiene en sus memorias; se ha convertido en una réplica de lo que siento en mi.
Es como una voz que perfectamente podría emanar de mi interior,como un grito ahogado de mi realidad. 

Tal vez a mucha gente no le guste o no le diga nada en especial esta pieza porque todas las personas tenemos diferentes formas de amar. Sentimos y percibimos de una manera diferente y por desgracia, no todos amamos en la misma cantidad o en el mismo grado que aman otros. Es una canción que ha sido muy subestimada por el público. Posiblemente porque muy pocas personas amen con locura o darían lo que fuese por la persona a la que aman en la sociedad de ahora o en general. Puede ser que la gente no sea tan pasional o tan solo no busque serlo porque los daños colaterales pueden llegar a producir un terrible dolor. Por eso, tratan de evitarlo a toda costa. El problema es cuando sin llegar a pensarlo, imaginarlo o notarlo, acabas no enganchándote sino sintiendo amor, del puro, del sano, que no puedes controlar y acaba transformándose en un amor que mata porque sientes tanto, que te duele demasiado. Una triste realidad si llegas a este punto.

Pues... en mi caso se podría decir que sí. Yo si que había estado enamorada hace años y superar ese bache costó pero sabía de sobra que lo conseguiría. Dolorosamente, tengo que confesar que esta vez sí que sentí amor, algo que nunca había sentido si consideramos que sentir amor por alguien está por encima que encontrarse en el estado emocional denominado "enamorado\a". Mi historial de personal es bien escaso pero es debido a que no soy una persona muy enamoradiza, nunca lo he buscado ni lo he sido y para estar con una persona a la que no amo, no le hago perder el tiempo a nadie.

Reconduciendo esta opinión: esta vez puedo afirmar que sí que siento amor, que es mucho más fuerte que estar enamorado o "colgado" de alguien. Bien, pues este amor ha sido lo más bonito que he podido experimentar en mi vida hasta ahora y yo era tan feliz en mi relación que hacía planes de futuro y pensaba que duraría para siempre o al menos, bastante tiempo porque era algo que tenía chispa, tenía magia y todos los elementos que puede tener una pareja especial, que se ama con locura y se adoran.
Por desgracia y por motivos que todavía desconozco a ciencia cierta, esa persona que era mi pareja, decidió que no todo estaba bien y de un día para otro, me llovió en la cara el adiós más doloroso al que me he tenido que enfrentar hasta ahora. Para mí, decir adiós a alguien, es algo que he frecuentado a menudo por cosas del destino o ciertas causas, algo que al fin y al cabo a veces pasa y yo en mi caso, ya me había acostumbrado hacer pero esta vez es todo diferente. No puedo aunque lo tenga que hacer, no puedo decirle adiós a una persona que a pesar de las complicaciones de la vida me hacía feliz y que ha significado y marcado tanto en mi.

Cuando me planteo esto, es cuando el pañuelo de seda que tenía atado en la nuca se deshace y me hace ver yo quiera o no, que entregué más de mi, puse más esfuerzo e ilusión en esto que creía algo común, algo par y sentía y amaba tanto que no me di cuenta de que me estaba entregando por completo y me acabaría quemando. Y como muy bien dice la canción, no medía la brazada de lo que estaba sintiendo y no fue hasta que me ha acabado de dar la cuerda para que yo me ahorcara, que he visto que siento tanto que no se que hacer para dejar de padecer. El problema es que yo creía ser igual de amada cada vez que él me lo cantaba.
El final de la entrega de esta cuerda supuso un "vivía parcialmente engañada porque yo sentía mucho más que lo que él me quería."

Y este dolor que padezco, te sumerge si lo sientes, en una infinita desolación. Esta canción es la muestra del total desconsuelo que se sufre, algo tan crudo como la vida misma. Esta letra es la mismísima expresión de profunda pena. Personas que terminan siendo amantes incondicionales, terminan en la perdición. Tan cierta como que los seres humanos podemos sentir. Tan profunda, que parece que salga de la propia alma.
Es un temazo que ha caído en el olvido y no debería de haber sido así. Se podría decir que es un himno oculto de un amor que se está perdiendo. Una pieza que si la sientes llega al corazón.

Te quedas en una situación en la que la persona se busca a otra gente y tu te quedas con la esperanza de conseguir volver a ocupar ese lugar. Esta canción es tan dolorosa como lo que siente una persona que tiene roto el corazón y se cuenta a sí misma la historia de lo que pasó. Ojalá pudiera decir que no la entiendo porque eso significaría que no siento esas duras palabras. 

Volviendo a mi pequeño descubrimiento con "Sentía" tengo que contar que hace unos días, cuando me quitaron la venda y me di cuenta de lo que estaba pasando, inconscientemente, empecé a tararear el principio de la melodía y empecé a entonarla añadiendo la letra. La busqué en YouTube para escucharla después de casi un año, que fue la última vez que la escuché. Para mi sorpresa, empecé a escucharla y empezaron a brotar de mi, miles de lágrimas y sollozos. Todo lo que escuchaba parecía emerger de lo más profundo de mi ser. Ahora es cuando yo sentía de verdad la canción y todo aquello que decía. Quizá ese fuese el truco que José María le dió a esa obra poniéndole como título la propia palabra: Sentía.

Tan triste... pero tan cierto. Para terminar ahogándome en lloros, leí los comentarios del vídeo y tuve que leer lo que una chica que era usuario escribió al respecto: 
"... Fuiste mi gran amor y esta canción me da mucha nostalgia porque la escuchamos el día que decidimos terminar, te quise mucho y ahora me doy cuenta que tal vez nunca vuelva a amar y ser amada como lo fui contigo."
Ese comentario hizo romperse a mi corazón en miles de pedacitos porque es exactamente lo que se siente cuando escuchas esa canción. La verdad es que no le recomiendo a nadie sentir lo que se siente cuando entiendes dicha canción.

Ahora dejaré aquí esa hermosa y triste letra para que la disfrutéis. 

Sentía mucho por ti
y ahora, que siento igual de mucho,
no lo sé dividir.

Sentía que no perdía nada
buceando entre tus piernas
sin medir la brazada.

Se siente,
ahora juego de suplente;
que el que siente no presiente,
y de tanto que sentía,
no sentí que te perdía.

Yo sentía que
sentía por tu carril.
Sentía la incauta miopía
de no ver tu perfil.

Te dabas para no dar la cara,
que me ibas dando cuerda para que yo me ahorcara.

Se siente,
ahora juego de suplente,
que el que siente no presiente,
y de tanto que sentía
no sentí que te perdía.

Yo sentía que
sentía.

Se siente
tu sonrisa disidente,
coqueteando con la mía,
a mandíbula batiente.

Soy un diente
sin encía.
No me pidas que sonría.
Que estoy triste
vida mía.





lunes, 1 de julio de 2013

Amarga Despedida.



LA OCTAVA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...


Nos encontramos otra vez por aquí, querido lector. Hoy, 1 de julio, empezamos nuevo mes. ¿Y qué mejor manera hay de celebrar que empezamos un mes de relax, vacaciones y tiempo libre? (risas) Está claro que dejando aquí una nueva historia para curiosos como tú. No me andaré más por las ramas, que es mi especialidad, con sus cosas buenas y sus cosas malas, para que puedas disfrutarla.

La idea surgió a partir de una frase que nos citó en clase la profesora de literatura que he tenido este año. La frase pertenece a una escritora llamada Dulce Chacón. 
Con esta cita,  que dice así: "No le dolieron (los golpes) en la cara, sino al lado del alma, en ese rincón que no se le puede enseñar a nadie", tenía que conseguir crear un relato breve introduciendo esta cita al principio o al final. 

Este fue el resultado de lo que conseguí imaginar.






                   AMARGA DESPEDIDA


Esa silueta sobresalía sobre aquel apagado paisaje. Destacaba aquella melena rojiza que se zarandeaba a la altura de la cintura de aquel cuerpo esbelto y marcado por unas caderas que se movían al compás de sus tacones de punta fina. Elegancia, clase, son palabras que la describirían a ella. Joven pero con una madurez inexplicable.A aquella misteriosa estampa se le sumaban las frías, silenciosas, solitarias, calles de ciudad humedecidas por los charcos de agua que se estaban formando poco a poco por el paso del tiempo y por la lluvia, que no cesaba. Agarrada fuertemente a su paraguas, oscuro y de tamaño medio, se encontró con él.

Él, hombre maduro, con pelo en pecho, cabello largo rizado y con una sonrisa tímida pero sugerente, apareció ante ella. Se colocó a su lado derecho y se resguardó junto a ella en el mismo paraguas oscuro. Él cogió el mango del paraguas pues, era un poco más alto y robusto que ella.

-  Te esperaba, amor. Como aquel que espera al sol del alba por la mañana. -dijo él-.

- Yo te buscaba pero no te encontraba. Busqué durante horas y ya me iba a ir a casa. -dijo ella-.

- Necesitaba hablar contigo. Todo ha sido muy repentino.

- No calles, porque la ignorancia es peor que una cruda verdad contada.

- Me marcho... El trabajo me ha privado de lo que yo más he amado... Tú.

-¡No te marches! Quédate junto a mí en este ambiente caótico y hagamos que se detenga el tiempo.-susurró apresuradamente-.

-No puedo... Mi familia ya escogió por mi. Escápate conmigo, huye de este terrible sufrimiento. Te suplico...- Plantea entusiasmado mientras su cazadora de cuero negra se llena de pequeñas gotas de lluvia-.

- De acuerdo, si esa es tu decisión, dejaré de ver tu hermosa cara para que mi alma deje de encenderse. Dejaré de ver esa risa más fresca que todas las flores. -Expuso sin poder contener las lágrimas-.

- ¿No piensas luchar? ¿Piensas olvidarte de mis abrazos tan pasionales? Tal vez me equivoqué al escogerte a ti. -barajó pensativo-. 

- ¡Tal vez la estúpida sea yo porque escogí ver contigo los amaneceres! - exclamó llorando-.

- A lo mejor tu confusión te la quito con un baile... Vamos... Si es que parece que me haya marchado ya... - Bromeó-.

- Contigo no se puede tener una charla tranquila viendo las gotas de lluvia caer. Vuélvete a tu planeta y cuando bajes de la parra, llámame. -Soltó enfurecida-. 

Ella levantó su mano y le propinó una cachetada en la mejilla. Rápida pero eficaz. Y con paso firme se alejó como si la tierra se la tragase.

Él, absorto en estado de shock, se tocó la cara sintiendo todavía el tacto suave y la calidez de su piel."No le dolieron los golpes en la cara, sino al lado del alma, en ese rincón, que no se le puede enseñar a nadie."                                              

                                               FIN



domingo, 28 de abril de 2013

La Viajera


La Viajera

LA SÉPTIMA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...

Saludos, queridos lectores;
Como podéis observar, ya me tenéis de visita por aquí otra vez. 
Tenía muchas ganas de volver a contaros nuevos cuentos, pero me han faltado días para escribirlos. Como no podía esperar mucho tiempo más, he decidido entrar para acabar el borrador de esta nueva creación. Además de esto, quiero animaros a pensar, que queda muy poco para que se acabe este curso escolar. Eso lleva a que empecemos las vacaciones de verano y a que tenga mucho más tiempo para escribir historias y podáis leerlas. 
No me voy andar mucho más por las ramas y os voy a explicar como surgió la idea de esta nueva publicación en mi blog. 
La verdad es que la escribí a papel por el mismo motivo por el cual suelo escribir las historias, porque necesitaba una nueva idea para una redacción de literatura. La única condición que tenía para escribirla era que tenía que contener elementos del romanticismo. Sinceramente, a mí no me gusta ni un pelo que me pongan condiciones o pautas a la hora de escribir alguna cosa porque limitan mis ideas y las perfilan. Realmente es algo que llevo bastante mal. Prefiero críticas negativas a que me cambien la historia por completo. 
Pero bueno, como buena alumna que soy, cumplí y entregué todo con las anotaciones cumplidas al pie de la letra. A pesar de ese cambio de planes a la hora de escribir, me sentí satisfecha conmigo misma porque hacía ya tiempo que me había planteado escribir algún relato con un toque misterioso y mágico. Este relato se aproxima bastante a la idea de lo que quería hacer.

Me despido de vosotros dejando la historia aquí y dedicando una sonrisa a todas aquellas personas que les gusten mis historias y se emocionen cuando las leen. 
"Queda muy poco para que pueda llenar esto de muchos más cuentos"


                LA VIAJERA

Ya corría la fresca brisa gélida paralizante de esas montañas, las que ahora, tan pocas veces se ven. 

Sí, ese aire que lleva consigo tierra, motas de polvo y esas partículas tan diminutas en las que ni siquiera queda un pequeño rincón donde poner la etiqueta con la identificación de su lugar de procedencia. 

Ese pequeño viento intimidante que te recorre uno a uno los poros de la piel, penetrándolos. El que simultáneamente te eriza el vello corporal, indicándote que posiblemente acabes empapado esa misma noche si permaneces donde estás mucho más tiempo.

Quizá esa fuera una señal de advertencia para todo aquel que no se encontrase dentro de su morada. La noche ya había caído sobre aquellos lugares, aunque a pesar de todo, difícilmente, se podía divisar esa luz blanca en el cielo que nos acompaña por las noches. ¿Tal vez sería una señal para nuestra pequeña vagabunda? 

Tres minutos pasaron y desafortunadamente, cada vez costaba más distinguir esas montañas altas, rocosas, macizas, con vegetación escasa, ya casi invisible. Ellas hacían el papel de decorado en la función, mientras que en un primer plano se divisaba un camino terroso y arenoso que no tenía principio ni final. Alrededor de él, a sus orillas, encontramos diversos tipos de árboles, que probablemente, se habían unido en manada para hacer un corro alrededor del camino y burlarse a las espaldas de todo aquel viajero que se aventurase a emprender ese recorrido.

Los árboles, todos consumidos por el paso del tiempo y con formas puntiagudas, hacían acto de presencia al otoño, quién había vuelto para despedirse por una temporada de sus amigas caduca. Un camino largo, monótono y perturbador. Allí andaba ella, como si le fuese indiferente todo. Como si fuese consciente de que el paso del tiempo es irremediable y constante con unas sandalias ensangrentadas. Empapadas por las gotas de carmín que brotan sin cesar de sus pequeños, largos y cansados pies.

Envuelta en un abrigo de piel viejo y destripado, tapada como si luchara contra el viento. Mientras él, con ansias de venganza ondeaba su cabello y lo enredaba para construir su propia cuerda. Con la que la viajera ya agotada, se ahorcara infelizmente. Ella no lo iba a permitir, así que sin hacer caso a su larga melena morena, continuó caminando y murmuró para ella misma en voz alta:

- "No hay nada peor que el humor de perros en piel de zorro". 

Y continuó arrastrando sus piernas por el camino arenoso de la montaña en la que se encontraba sufriendo aquel martirio.

Como suponen vuestras mercedes, aquella situación no duró cien años y cuando terminó el largo camino, acabó en frente de una mansión abandonada. La viajera, cansada, ya pálida y perdida, decidió pasar la noche en la casa. El primer fallo de esta joven aventurera, quién apenas ni rozaba las dos décadas.

La fachada apenas se mostraba, puesto que estaba infestada de enredaderas y lo poco que se podía ver de ella, estaba agrietada, con las capas de pintura estropeadas, habían ladrillos sueltos y moho entre ellos. Los cristales estaban rotos y la madera de la puerta defectuosa, ya medio carcomida por las plagas. El jardín estaba lleno de maleza, que se apoderaba de la reja metálica que rodeaba la casona. El tejado, con piezas sueltas, se caía a pedazos. 

Allí solo quedaban restos de lo que fue en sus día una mansión de tejado color rojizo-burdeos, ventanas con maderas lacadas en tonalidades azules y pocos colores más ya borrados del mapa. 

Aquella muchacha allí entró y por lo que me contaron, posteriormente nada se supo de ella después de aquella noche. 

Algunos dicen que murió de hambre, otros dicen que murió del cansancio, unos cuantos dicen que la asesinaron, varios dicen que la secuestraron, ciertos dicen que se volvió loca y se perdió entre los fantasmas que habitaban la mansión, unos pocos dicen que a media noche se marchó huyendo de allí hacia una nueva ciudad con una nueva identidad y unos cuantos dicen que se marchó caminando de allí y continuó caminando hasta que falleció buscando su destino.

Pudo pasar de todo, nadie lo sabe, lo que sabemos y lo que quedará para siempre es que aquella joven era conocida como "La Viajera".




lunes, 11 de marzo de 2013

¡Adiós, Vecino!


¡Adiós, Vecino!

LA SEXTA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...


Si tuviéramos que clasificar esta historia dentro de un apartado de este blog, sería en la sección de regresos. Sí, estamos en marzo. Han pasado unos mesecillos desde que os dejé una historia. Nunca, a lo largo de estos meses, me he olvidado de que empecé una nueva etapa aquí como escritora ni tampoco de que tal vez algunos lectores han esperado nuevos relatos con ansias. 
Como comenté en diversas ocasiones hace tiempo, soy una estudiante con muchos proyectos y poco tiempo libre. Esto, hace que no pueda pasarme por aquí tan frecuentemente como a mi me gustaría. Sin embargo, si analizo mis circunstancias, pienso personalmente que es mejor pasarse por el blog varias veces al año que comenzar una historia y no volver a continuarla. Sin más preámbulos, voy a explicaros como se creó mi nuevo relato "¡Adiós, Vecino!"

Este cuento lo cree a finales de enero para rellenar una hoja en clase de literatura como redacción semanal. Una amiga, me dió unos consejos o ideas, sobre la idea base que ya tenía yo hecha, para escribirlo en poco tiempo pero que al mismo tiempo consiguiera darle esa nota de humor y esa esencia que tienen mis escritos.

Lectores: Espero que os guste.


                    
                     ¡ADIÓS, VECINO!

Y ahí andaba él, como si fuese un día normal en el que le iba hacer una visita al vecino de abajo. Había agotado ya su paciencia con los ruidos, de día y de noche, sin dejar dormir ni vivir.

Las palabras ya no eran suficientes: ¡Baja el volumen!, ¡Baje la voz!, ¡Apaga la radio!, ¡No tire el agua sucia por la ventana!  Para continuar con su martilleo constante contra las paredes de la vivienda. Aquellos golpes le rebotaban en la cabeza seguidamente. ¡Basta! ¡A por él!  Si no lo invitaba a "Tengo Una Paliza Para Usted", programa de televisión en el que propinaban palizas vengativas a diestro y siniestro, tendría que... ACABAR CON ÉL.

En ese instante, se tropieza con Doña Gertrudis, alcahueta metomentodo. ¿Cómo esconder el arma para que no la viera? 
Empezó una danza macabra escondedora de hacha consiguiendo despistar a la Gertrudis y su chucho engalanado con ganchos, lazos, coletas, perfumes, potingues y todas esas chorradas que le traían sin cuidado. No podía esperar ningún minuto más, tenia que ir a por el insufrible vecino.
Allí estaba él: con los cascos de música a todo volumen y venga a martillazos al cubo de basura. Simultáneamente se escuchaba el canal de la teletienda a todo volumen por todo el edificio.

Yo solo sé, por lo que me contaron, que cuando la policía acudió al edificio por la llamada que hizo el vecindario (cuando fueron conscientes del escándalo sin precedentes armado), que allí ya no quedaba ni alma en pena con vida... Y ahora estoy yo aquí, el típico vecino cotilla del patio, contando la historia de la que me he enterado como quién no quiere la cosa. 

¿Quién no ha tenido un vecino así? Esos son con los que tienes que tener más cuidadito, porque cuando menos te lo esperas, se te cuela uno en el piso de arriba y ya no hay manera de quitártelo de encima. Así que no se lo cuentes a nadie y ... ¡Ojito!

Cuando la policía acudió al edificio por la llamada que hizo el vecindario  allí ya no quedaba ni alma en pena con vida...  

                                                   BENDITO SILENCIO





viernes, 16 de noviembre de 2012

Presente Vivido

LA QUINTA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...

Fieles lectores: Os debo una disculpa.

Sé que hace ya bastantes semanas que no os contaba algún cuento con el que arropar vuestra alma. Cierto, he de admitir que me siento un poco culpable de no haberme pasado por aquí a ver que tal iban las cosas. La causa de ello han sido los exámenes que acarreo constantemente debido a la evaluación continua a la que estoy sometida durante todo el curso escolar. Por eso, para ganarme vuestro perdón o como mínimo una sonrisa vuestra, la historia que os voy a dejar hoy es muy larga.
Es de las más recientes que he escrito. Para ser precisa os diré que la escribí a finales de octubre.
 ¿La motivación? Un trabajo de literatura que me dio la gran idea. 
A mi parecer es un argumento interesante aunque puede parecer un tanto complejo. A los pequeños lectores que les guste calentarse la cabeza o los enigmas, esta historia puede que les encante. 

Como una vez más, quiero daros las gracias por alimentaros día a día con mis historias en este pequeño rincón. Muchas Gracias. Disfrutarla.



                                               PRESENTE VIVIDO


Lo recordaré toda mi vida. Nunca se lo he contando a nadie, pero tengo tanta necesidad de hacerlo…que contigo haré una excepción.

Quizás, después de leer toda la historia me tomes por una simple “famosilla” que quiere meterse así como así en el interesante mundo del escritor, después de hacer varias apariciones en el mundo de la televisión como presentadora o como reportera en algún que otro informativo. Pero si piensas que te cuento esto por aumentar mí caché, realmente te equivocas o simplemente, es una verdad tan irracional que a partir de ahora, cuando me veas por la calle, siempre me vas a ver con la pegatina pegada en la frente que diga: Estafadora.

Ya no es cuestión de que quiera o no quiera que me creas (que personalmente te digo que me gustaría que lo intentaras), si no en que necesito liberarme de esta carga tan pesada, sentirme liberada. Muchos años me he pasado investigando, buscando alguna razón lógica que haga encajar todas las piezas de este rompecabezas, pero hasta la fecha no tengo absolutamente ninguna teoría que pueda ser demostrada. He buscado en todas las bibliotecas municipales, he visto millones de documentales vía internet archivados sobre casos extraños de este tipo, he buscado en bibliotecas virtuales de toda España, de muchos países… Pero a día de hoy no puedo dar el Porqué de lo que me pasó a mí ni puedo tampoco decirte si a alguna persona le ha pasado lo mismo. Si a alguien le ha pasado lo mismo, no está constatado o extrañamente yo no he dado con ese documento.

Después de todo lo que te he dicho, si ya no te ves capaz de continuar leyendo o ya te has cansado de mí, te recomiendo que te vayas a hacer otra cosa. Yo no escribo en balde y tú, supongo que tampoco lees para perder el tiempo. Y antes de comenzar a relatarte mi suceso te quiero decir independientemente de que te quedes a leer o no, que me alegro de haberte conocido y de que me hayas escuchado aunque sea un momento. Gracias.

Aquel día, era un lunes como otro cualquiera. Amaneció ya nublado, apenas quedaban espacios azules entre nube y nube. A las ocho de la mañana, me encontraba en pleno atasco en la avenida del Antiguo Reino de Valencia. En el coche me impacientaba lentamente mientras escuchaba M80 Radio, mi emisora favorita. Apoyada en el volante resoplaba esperando a que aquel atasco a unos cuantos metros de donde estaba situada se deshiciera. De vez en cuando miraba el reloj desesperada. Necesitaba de inmediato llegar al centro porque había quedado con Víctor, el responsable de conceder créditos en la sucursal del banco. Me iba a confirmar sí al final me concedían el crédito para comprarme el piso que tanto había soñado tener en el centro de Valencia. Y desgraciadamente llegaba tarde como de costumbre a una cita, por unas causas u otras. Llegué a las ocho y media al banco, allí me esperaba Víctor con cara de pocos amigos para darme una negativa. Al banco le parecía demasiado alto el riesgo del préstamo. Tras hundir mi moral en la decepción, me marché del banco directamente al trabajo. En aquel momento trabajaba en la conocida emisora llamada Kiss Fm aunque realmente no me gustaba estar allí ejerciendo mi profesión. Sin embargo, si me paraba a pensarlo, era mejor eso que nada.

 Cuando terminé mi turno, al igual que unos cuantos empleados, nuestro jefe nos citó en la sala de juntas. Desgraciadamente la noticia no fue buena. Nos informó de que iba hacer un ere debido al excesivo personal que había incorporado nuevo de aprendiz. Querían a gente joven y competente y a su parecer los trabajadores que excedían de los 35 años ya no eran de los más jóvenes. Yo, en ese momento con 40 años, no tuve otra opción al igual que algunos de mis compañeros y me quedé sin trabajo. A las siete salí de la emisora y cogí el coche en dirección hacia mi piso. En casa me cambié de ropa y me puse el chándal y las deportivas. Decidí irme a correr al cauce del río para desconectar un rato del desastre de día que había tenido. Una vez allí en el cauce, hice unos estiramientos previos y luego un calentamiento activador para empezar a hacer footing. Empecé a correr moderadamente observando el paisaje pero no conseguía sacarme de la cabeza la voz de mi jefe diciéndome “Estás despedida” mientras se me reflejaba en la mente la cara de Víctor, el hombre del banco mirándome con cara de pocos amigos. Sacudí la cabeza bruscamente para intentar no pensar en ellos e intenté sacar mi lado humorístico. 

Me han despedido y ahora me va costar pagar las deudas. Al final, después de todo lo que le dije, aun tendré que ir a darle las gracias a Víctor por no concederme el préstamo y con ello, arrebatarme la casa de mis sueños.

Mi vida se desmoronaba por milésima vez. ¿Qué sería de mí ahora?, ¿Cómo pagaría las facturas, el alquiler…? Aceleré mis zancadas mientras pensaba en mi situación personal. Realmente hasta ese momento profesionalmente nunca me había salido nada bien. Nunca había hecho ningún trabajo del que estuviese orgullosa ni tampoco nada que ayudase a los demás a ser felices. Era una cuarentona, sin casa propia, sin trabajo, sin pareja, sin amigos y con familia enfrentada y alejada. Estaba sola y no tenía a nadie a quién acudir. Me salí del empañamiento de ideas negativas que llevaba en la cabeza y decidí descansar un rato antes de hacer los minutos restantes. El cauce del río Turia estaba vacío, no había nadie cerca del tramo en el que yo estaba en ese momento. Eran casi las nueve de la noche y hacía algo de frío cuando me metí en un parque que hay allí. Me senté en un columpio de los dos que había creyendo que estaba sola, pero no era así.

 Cuando me giré para mirar al otro lado del parque me encontré sentada a mi izquierda en el otro columpio a una señora mayor. Me sobresalté y pegué un pequeño salto sentada. Hasta la fecha, juraría que en ese columpio de la izquierda cuando entré al parque no había nadie.
 Aquella mujer anciana aparentaba tener unos 90 años. Tenía la cara muy demacrada, llena de pequeños pliegues en los mofletes y en la frente. Tenía los ojos un poco llorosos de color grisáceo y le faltaban algunos dientes. Tenía el cabello largo, totalmente cubierto de canas y llevaba puesta una especie de bata negra con unos botines grises. Me quedé mirándola asustada, fijándome en los detalles más destacables a simple vista. Aquella extraña vieja me sonrió y me comenzó a decir:

-       - Muchacha, no te asustes. ¿Es que no me has visto sentada? Las jóvenes de hoy en día…
-      -  No, perdone. Es que estaba pensando en mis cosas. ¿Qué hace una mujer como usted, de su edad, sentada en un columpio en un parque?
-      -  Pasando el rato. Me gusta salir de casa para que me dé un poco el aire. Lo mismo le pregunto a usted, - ¿Qué hace por aquí una joven como usted?
-       - Salí a correr un rato y a ponerme en forma.
-       - Muy raro es encontrarla sola. La veo preocupada –Intuyó-.
-       El estrés de hoy en día y esas cosas pero no es nada fuera de lo común en esta sociedad, señora. –Mentí-.
-       - Muchacha, soy muy mayor ya y sé cuando me están mintiendo. A ti te pasa algo.
-      -  Es cierto, pero es una historia un tanto larga. Y no quiero molestarla ni apenarla.
-       - Tengo todo el tiempo del mundo querida. Cuando quieras.
-     - La verdad es que mi preocupación viene a causa de que no me han concedido el préstamo que yo quería para la casa que me habría gustado comprar y por si fuera poco, hoy mismo también me han despedido del trabajo. Estoy arruinada, mi vida está llena de problemas. Usted me dirá que un mal día lo tiene cualquiera, una racha o una mala temporada. Pero, ciertamente, esta situación viene de muy atrás en el tiempo, se remonta a mi infancia.


“Cuando apenas empecé a ir al colegio, mis padres se separaron y mi madre se quedó con mi custodia. Me matricularon en un colegio privado a unas cuantas calles de donde entonces vivía. Era una niña muy agradable, sacaba notas muy positivas y según los maestros, era una niña modelo en mi clase. Todas mis compañeras de clase me tenían mucho cariño, incluso alumnas de cursos superiores iban muy a menudo a pasar parte de sus descansos conmigo. Era un icono, una chica popular y querida por la gente.

Tres años después de mi ingreso en ese colegio, a mi madre le retiraron mi custodia porque se volvió alcohólica y cayó en una tremenda depresión. La causa de ello, fue la estafa que sufrió en un negocio por parte de su pareja sentimental de aquel entonces. La custodia pasó a manos de mi padre, que cambió mi lugar de residencia a Madrid junto a él. Vivía en el barrio del Escorial, e iba a un colegio privado lejano a mi casa.

Aunque me costó unos meses adaptarme, lo conseguí. No me gustaba pasar mucho tiempo con mi padre y echaba de menos a mi madre, que se encontraba internada en una clínica de rehabilitación, (o eso es lo que me decían a mí). Intentaba pasar abundante tiempo refugiada en mis nuevos amigos para no encontrarme siempre dentro del ambiente familiar. Y así iba pasando el tiempo. Mis notas seguían siendo muy buenas y tenía amigos pero, mis profesores notaron anomalías en mi personalidad y conducta. Constantemente en los boletines que enviaban a mi casa, marcaban la fluidez verbal tremendamente fantástica que tenía para mi corta edad y mi extraña madurez como individuo. La responsable del boletín remarcaba que cuando me encontraba en una situación en la que me sentía en peligro o a punto de correrlo, llevaba a cabo actos bastante raros para una niña de siete u ocho años. Mi padre no le daba demasiada importancia puesto que imaginaba que cabía la posibilidad de que yo acarreara un trauma personal con la situación que estaba viviendo, a causa de los problemas psíquicos de mi madre.

La situación en ese colegio duró un corto período de tiempo, dos años después cerraron el colegio y mi padre decidió meterme en un colegio público de la zona. Lo extraño es que en este nuevo colegio no caí bien. Nunca conseguí adaptarme a pesar de que estuve más en ese colegio que en ningún otro. Los niños me tenían apartada, me miraban con malos ojos y yo no me veía identificada con ningún perfil de aquel lugar. Me pasaba todos los días sola y pocas veces salía de casa. Casi todos los días me los pasaba deprimida, haciendo compañía a mi padre mientras él me aseguraba una y otra vez que todo cambiaría.
 Pero, por desgracia, no era cierto. A pesar de que lo dicho no se cumpliera, él continuó asegurándome que cuando llegara la secundaria encontraría lugar.”

-       - ¿Y QUE PASÓ? ¿Encontró usted su lugar en el colegio?

Aquella mujer me escuchaba atentamente y no perdía comba ante todo lo que le decía. Eso me llamó bastante la atención por el hecho de ser tan mayor. Mientras yo le contaba aquella historia y me perdía en el pasado, ella bebía pequeños sorbos de una botella que contenía Ginebra.
En la oscuridad de la noche, nos encontrábamos sentadas en los columpios del parque. Absorbidas en el tiempo nos alimentábamos de una historia tan excitante. Me estremecí en la oscuridad mientras que un aire otoñal recorría mi tez y me erizaba los pelos, uno a uno.
-       Lo cierto es que no. En el colegio, no.
En el momento que hice una pausa, la anciana me ofreció una de las dos botellas de Ginebra que llevaba y yo la acepté y empecé a beber sin más. Seguidamente, proseguí con mi largo relato:
-       
        “Cuando pasé a secundaria, me matriculé en un instituto público. Mi padre, para hacérmelo más fácil, decidió volver a vivir en Valencia, donde vivía anteriormente con mi madre. Mis hermanastros se quedaron viviendo en Madrid, donde terminaron sus carreras. Aunque me alegraba de volver a Valencia, no vi a mi madre durante todos los años transcurridos dentro de la secundaria. Sabía que su terapia había dado resultado según algunos conocidos de ella, pero no sabían indicarme su paradero.
Yo continuaba sacando buenas notas como de costumbre, sin embargo, de vez en cuando me costaba mantener mi media de ocho. Todos mis compañeros me tenían mucha envidia por ser buena estudiante y se pasaban el día poniéndome verde a mis espaldas, algunos me robaban cosas de mi cartera o me gastaban alguna que otra broma y yo, la mayor parte de mi tiempo me dedicaba a aguantarles sin amigos, prácticamente sola, estudiando.

Cuando estaba en los últimos cursos, en bachiller, descubrí que mi verdadera vocación y mi único interés personal era ser comunicativa. A pesar de que muchos años estuve callada y aislada, yo siempre había sido muy amigable. El problema era que la gente, por causas desconocidas, supongo que la envidia, nunca se había parado a intentar conocerme de verdad. Así que empecé a estudiar muy duro para sacar buenas notas y poder acceder a la universidad para llegar a ser presentadora de televisión o reportera. Mi gran ilusión, mi única ilusión.

La gente continuaba marginándome y llamándome rara pero a mí ya apenas me importaba. Yo les miraba con indiferencia y pensaba que no estaban a mi altura pero interiormente, todavía deseaba que algún día las cosas cambiasen y tuviese una mejor vida.

Pero mis planes se vieron torcidos. Mi padre perdió mi custodia a un año de hacer el examen de acceso a la universidad. Mi madre apareció de la nada cuando tenía 17 años y estaba a punto de terminar el último curso de bachiller. Reclamaba la custodia para recuperar los años perdidos como madre debido a su incapacidad pasada. Puesto que en su expediente ya figura como que ya estaba tratada y curada, ganó el juicio y como en ese entonces yo era menor no pude hacer nada.

Al principio, cuando volví a vivir con mi madre, me encontraba en una situación muy violenta. Parecíamos dos desconocidas en una misma casa, mi madre había cambiado mucho. Se volvió en una mujer muy nerviosa y maniática en hacer las cosas perfectas. Quería que todas las personas de su alrededor fuesen muy felices aunque ella no lo era. Sus repentinos cambios de humor y la situación de nuestra nueva vida en común la llevaron otra vez a caer en la depresión y en sus constantes intentos de suicidio y robos en tiendas.

Yo empecé a descuidar mis estudios porque mi madre intentaba suicidarse con mucha frecuencia y tenía que hacer muchas veces de niñera en vez de hija. Mi padre no pudo ayudarme a pesar de que quiso hacerlo porque tuvo un accidente laboral muy grave y se quedó inválido. Solo podía cuidarla cuando tenía yo clase y a menudo ni eso. Más de una vez tenía que salir antes de clase porque me llamaban al móvil diciéndome que habían pillado a mi madre haciendo alguna fechoría. Estaba claro que mi madre llevaba a cabo cualquier intento desesperado para llamar mi atención. Y, desgraciadamente, eso me pasó factura.

Llegó el final de curso y había conseguido aprobar todas las asignaturas de puro milagro. Pero todavía me quedaba el reto del examen final. Tenía que estudiar sí o sí si quería sacar la nota para periodismo. Me pasé estudiando muchos días, a todas horas, pero los dos últimos días cruciales no pude hacerlo, Mi madre tuvo un accidente automovilístico. Otro intento de suicidio de los suyos, pero esta vez, se quedó en coma. Tuve que estar con ella y no estudié todo lo que debería de haberlo hecho en esos dos días de vital importancia para consolidar los conceptos. Al final me presenté al examen pero me faltaron unas décimas para entrar y al final cogí un ciclo formativo para trabajar en la radio pero nunca ha sido lo que realmente he querido.

Mi madre, despertó del coma un mes después del examen y le di la oportunidad de meterla en un nuevo centro de ayuda pero ella se negó. Yo, con 18 años ya, le dije que se alejase de mí para siempre si no tomaba el camino que yo le había proporcionado. No quería ser curada y yo no podía hacer más por ella. Esa fue la mejor decisión que pude tomar. Por otra parte, mi padre se volvió a casar por tercera vez y formó una nueva familia con los dos hijos de su nueva mujer y mis hermanastros mayores, (fruto del primer matrimonio que tuvo mi padre), se fueron a vivir al extranjero. Poco después de esto, encontré pareja en la radio y intentamos formar un hogar juntos pero desgraciadamente a pocas semanas de casarnos, descubrí que me era infiel y me abandonó.
Y esta es toda mi historia. Por desgracia, patética.”

-    -   ¿Ya has terminado? Siento tener que darte la razón. En tu vida has tenido demasiados sucesos penosos. Pero ahora te preguntaré algo, ¿Tú crees en las segundas oportunidades?

-   -  La verdad es que nunca me lo había planteado. Supongo que sí, porque si no, no le habría dado esa segunda oportunidad a mi madre o tampoco habría sido bien acogida cuando llegué a El Escorial.
-      -  Pues entonces, si es así y crees, la tendrás y muy pronto.

Me quedé callada, pensativa. ¿Esa mujer tendría razón? ¿Por qué estaba tan convencida entonces? A penas me conocía y ya podía afirmar algo que no había pasado en toda mi vida. Sin embargo… Estaba tan convencida de que pasaría que hasta parecía que pudiese ver mi futuro.

Nos quedamos en silencio un rato, bebiendo cada una de una botella distinta. No tengo ni idea de qué hora sería pero la noche ya había caído sobre el parque. Hacía ya bastante frío pero al beber una bebida que ardía tanto en nuestras gargantas no notábamos nuestra piel de gallina. Nos pasamos todo el rato bebiendo en silencio hasta tal punto que nos emborrachamos.

La situación sería bien extraña: dos desconocidas que se ponen hacer botellón en un parque. Dos señoras mayores… DEMASIADO mayores. Empezamos a reírnos por tonterías y nos pusimos en pie y comenzamos a caminar por el río Turia. La luna ya se asomaba y la luz de las farolas nos iluminaba mientras deambulábamos por los jardines con las botellas en las manos riéndonos y diciendo cosas sin sentido. En ese momento, de repente, la anciana me paró cortándome el paso y me dijo:

-       -Vas a tener tu oportunidad, cuando yo deje de respirar, cuando vuelvas a despertar, tus errores vas a poder enmendar. No digas nada porque por loca te tomarán. Mi vida fue feliz en su día y ahora he de partir sabiendo que algún día feliz serás.

Yo me asusté pero no le di importancia. Pensé que esa mujer iba tan bebida que no estaba en sus cabales. Poco después llamé a un taxi y me marché a casa dejando a aquella extraña mujer en la avenida Peris i Valero. Hasta aquí ese día que marcó mi vida para siempre.

Al día siguiente desperté en la casa que vivía con mi padre cuando tenía 17 años. Me miré en el espejo y no encontré rastro de esa mujer cuarentona. ¿Dónde estaban las arrugas y la flacidez de mi piel?, ¿Y las patas de gallo? Rápidamente me lavé la cara para despertar de ese sueño tan surrealista.
Mi cara, increíblemente continuaba siendo la misma. La de una joven pre-universitaria. Era una joven atrapada en un cuerpo adolescente. Tenía la información en mi cerebro de las consecuencias de las decisiones que tomé hace veintitrés años. 

Me dirigí rápidamente a mi mesita de noche, abrí el cajón y encontré el calendario. ¡Me encontraba en el año 1985! ¿Esto era una broma de mal gusto? Fui al salón y encendí el televisor para ver las noticias y vi en pantalla a un Jesús Hermida hablando de un suceso que reflejaba la fecha y el año. Me quedé flipada. Me paré a pensar y exclame en voz alta:

-       - ¡Dios! ¡La mujer del rio Turia ha acertado en su vaticino!
Si yo tenía 17 años y mi cabeza sabía lo que iba a pasar…Si había algo que no me gustaba… Lo podría cambiar. En ese momento cogí el teléfono de casa y la agenda y me dediqué a llamar a amigos de mi madre, para saber cuánto tiempo le quedaba en el centro de rehabilitación. Luego le dije a mi padre que mamá volvería a por mí custodia pero sus amigos me habían dicho que todavía tenía problemas médicos y yo quería terminar los estudios con mi padre. Entonces empezamos a trabajar juntos en el posible juicio y en los argumentos necesarios para poder desacreditarla. Iba a ser mi segunda oportunidad en la vida.
Unos meses más tarde, mi madre, presentó su queja formal al juez y se celebró el juicio. Mi padre y yo ganamos y conseguimos permanecer viviendo juntos. Pensé que después de eso, volvería a 2008 con mis cuarenta años, pero no fue así. Esperé años y años con la esperanza de volver a la época actual, sin embargo, me quedé atrapada en el tiempo. En un presente vivido.

Cambié varias cosas más en mi vida. Estudié bastante y al final conseguí graduarme en periodismo. Mi madre tuvo el accidente y yo la metí involuntariamente en un centro de enfermos mentales con buenos especialistas. En vez de trabajar en la radio, empecé hacer varios trabajos en la televisión y a dar mis primeros pasos dentro del panorama periodístico de este país. No acepté el anillo ni la proposición de matrimonio de mi compañero Manuel, (aunque nunca llegaríamos a casarnos).

Mi vida comenzó a cambiar radicalmente. A ver, perfecta no es, pero si una vida con ganas de progresar. Se acerca más a lo que yo quería. Misteriosamente, hasta la fecha, no he podido saber porqué ocurrió ni nada más de la vieja en los veintitrés años que volví a repetir.

Pero ahora, lector, vas a quedarte alucinado de verdad. Es lo más espeluznante de toda esta larga historia. ¿Estás preparado para continuar?

10 de Noviembre de 2008
Una mañana cualquiera. Era un lunes, amaneció ya nublado, apenas quedaban espacios azules entre nube y nube. Aquel día, a las ocho de la mañana me encontraba en el metro que me llevaría hasta la TVE. Vivía en Madrid, a pesar de que cuando tenía algún rato libre bajaba a Valencia. Escuchaba M80radio con mis auriculares.
A las diez paré para cenar en una cafetería cercana a mi trabajo y casi me da un ataque de parálisis cuando vi la noticia que más me ha impactado en mi vida:
-      
-    - Hoy ha sido atropellada una anciana de noventa años en la avenida Peris i Valero en Valencia ciudad. Parece ser que la anciana iba extremadamente borracha y ha sido atropellada por un taxi mientras ella cruzaba la calzada en pleno semáforo en rojo, Ha sido una muerte violenta y rápida. Cuando el responsable del automóvil bajó a ayudarla la anciana ya había fallecido. Son noticias de última hora. Aquí pueden ver una foto de ella en pantalla. Este es un caso particular, ya que se han buscado datos de identificación y a los familiares cercanos y lejanos que se hagan cargo del cadáver y no se han encontrado ningunos datos de parentesco ni de relación con nadie. Esta mujer de origen español podría tener familia en otro país. Se está investigando y el cuerpo policía pide colaboración a los ciudadanos españoles. Si saben cualquier cosa o la conocen llamen al número que les aparece debajo de la pantalla o al número de emergencias y colaboren con el caso. Y esto es todo por hoy, 10 de noviembre, mañana más.


Me quedé alucinada. La anciana que me advirtió y me profetizó lo que me pasaría había fallecido nada más y nada menos que el día… ¡10 de noviembre de 2008! El día que hablé con ella y me pasó todo. El día que volví al pasado. Poco después de hablar con ella.

Aquella noche apenas dormí. ¿Qué pasaría al día siguiente? ¿Todo habría sido un sueño? ¿Una pesadilla? ¿Me despertaría otra vez en 1985? ¿Tendría por tercera vez 17 años? ¿Moriría yo también?
Lo cierto es que no, amigo mío, me desperté y miré la fecha: 11 de noviembre de 2008. Ese día fue el primer día que empecé a vivir mi vida sin repetir lo que ya había vivido. Cumplí mi objetivo: cambiar mi pasado. Ahora viviría mi presente.

 Y aquí estoy, escribiéndote mi confesión más profunda, el 5 de enero de 2013. Ahora tengo 45 años mentalmente y físicamente.

Quiero que te pares a pensar en lo que te he contado y respondas a la pregunta que te cuestiono:
¿Crees en las segundas oportunidades?


FIN