lunes, 1 de julio de 2013

Amarga Despedida.



LA OCTAVA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...


Nos encontramos otra vez por aquí, querido lector. Hoy, 1 de julio, empezamos nuevo mes. ¿Y qué mejor manera hay de celebrar que empezamos un mes de relax, vacaciones y tiempo libre? (risas) Está claro que dejando aquí una nueva historia para curiosos como tú. No me andaré más por las ramas, que es mi especialidad, con sus cosas buenas y sus cosas malas, para que puedas disfrutarla.

La idea surgió a partir de una frase que nos citó en clase la profesora de literatura que he tenido este año. La frase pertenece a una escritora llamada Dulce Chacón. 
Con esta cita,  que dice así: "No le dolieron (los golpes) en la cara, sino al lado del alma, en ese rincón que no se le puede enseñar a nadie", tenía que conseguir crear un relato breve introduciendo esta cita al principio o al final. 

Este fue el resultado de lo que conseguí imaginar.






                   AMARGA DESPEDIDA


Esa silueta sobresalía sobre aquel apagado paisaje. Destacaba aquella melena rojiza que se zarandeaba a la altura de la cintura de aquel cuerpo esbelto y marcado por unas caderas que se movían al compás de sus tacones de punta fina. Elegancia, clase, son palabras que la describirían a ella. Joven pero con una madurez inexplicable.A aquella misteriosa estampa se le sumaban las frías, silenciosas, solitarias, calles de ciudad humedecidas por los charcos de agua que se estaban formando poco a poco por el paso del tiempo y por la lluvia, que no cesaba. Agarrada fuertemente a su paraguas, oscuro y de tamaño medio, se encontró con él.

Él, hombre maduro, con pelo en pecho, cabello largo rizado y con una sonrisa tímida pero sugerente, apareció ante ella. Se colocó a su lado derecho y se resguardó junto a ella en el mismo paraguas oscuro. Él cogió el mango del paraguas pues, era un poco más alto y robusto que ella.

-  Te esperaba, amor. Como aquel que espera al sol del alba por la mañana. -dijo él-.

- Yo te buscaba pero no te encontraba. Busqué durante horas y ya me iba a ir a casa. -dijo ella-.

- Necesitaba hablar contigo. Todo ha sido muy repentino.

- No calles, porque la ignorancia es peor que una cruda verdad contada.

- Me marcho... El trabajo me ha privado de lo que yo más he amado... Tú.

-¡No te marches! Quédate junto a mí en este ambiente caótico y hagamos que se detenga el tiempo.-susurró apresuradamente-.

-No puedo... Mi familia ya escogió por mi. Escápate conmigo, huye de este terrible sufrimiento. Te suplico...- Plantea entusiasmado mientras su cazadora de cuero negra se llena de pequeñas gotas de lluvia-.

- De acuerdo, si esa es tu decisión, dejaré de ver tu hermosa cara para que mi alma deje de encenderse. Dejaré de ver esa risa más fresca que todas las flores. -Expuso sin poder contener las lágrimas-.

- ¿No piensas luchar? ¿Piensas olvidarte de mis abrazos tan pasionales? Tal vez me equivoqué al escogerte a ti. -barajó pensativo-. 

- ¡Tal vez la estúpida sea yo porque escogí ver contigo los amaneceres! - exclamó llorando-.

- A lo mejor tu confusión te la quito con un baile... Vamos... Si es que parece que me haya marchado ya... - Bromeó-.

- Contigo no se puede tener una charla tranquila viendo las gotas de lluvia caer. Vuélvete a tu planeta y cuando bajes de la parra, llámame. -Soltó enfurecida-. 

Ella levantó su mano y le propinó una cachetada en la mejilla. Rápida pero eficaz. Y con paso firme se alejó como si la tierra se la tragase.

Él, absorto en estado de shock, se tocó la cara sintiendo todavía el tacto suave y la calidez de su piel."No le dolieron los golpes en la cara, sino al lado del alma, en ese rincón, que no se le puede enseñar a nadie."                                              

                                               FIN



domingo, 28 de abril de 2013

La Viajera


La Viajera

LA SÉPTIMA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...

Saludos, queridos lectores;
Como podéis observar, ya me tenéis de visita por aquí otra vez. 
Tenía muchas ganas de volver a contaros nuevos cuentos, pero me han faltado días para escribirlos. Como no podía esperar mucho tiempo más, he decidido entrar para acabar el borrador de esta nueva creación. Además de esto, quiero animaros a pensar, que queda muy poco para que se acabe este curso escolar. Eso lleva a que empecemos las vacaciones de verano y a que tenga mucho más tiempo para escribir historias y podáis leerlas. 
No me voy andar mucho más por las ramas y os voy a explicar como surgió la idea de esta nueva publicación en mi blog. 
La verdad es que la escribí a papel por el mismo motivo por el cual suelo escribir las historias, porque necesitaba una nueva idea para una redacción de literatura. La única condición que tenía para escribirla era que tenía que contener elementos del romanticismo. Sinceramente, a mí no me gusta ni un pelo que me pongan condiciones o pautas a la hora de escribir alguna cosa porque limitan mis ideas y las perfilan. Realmente es algo que llevo bastante mal. Prefiero críticas negativas a que me cambien la historia por completo. 
Pero bueno, como buena alumna que soy, cumplí y entregué todo con las anotaciones cumplidas al pie de la letra. A pesar de ese cambio de planes a la hora de escribir, me sentí satisfecha conmigo misma porque hacía ya tiempo que me había planteado escribir algún relato con un toque misterioso y mágico. Este relato se aproxima bastante a la idea de lo que quería hacer.

Me despido de vosotros dejando la historia aquí y dedicando una sonrisa a todas aquellas personas que les gusten mis historias y se emocionen cuando las leen. 
"Queda muy poco para que pueda llenar esto de muchos más cuentos"


                LA VIAJERA

Ya corría la fresca brisa gélida paralizante de esas montañas, las que ahora, tan pocas veces se ven. 

Sí, ese aire que lleva consigo tierra, motas de polvo y esas partículas tan diminutas en las que ni siquiera queda un pequeño rincón donde poner la etiqueta con la identificación de su lugar de procedencia. 

Ese pequeño viento intimidante que te recorre uno a uno los poros de la piel, penetrándolos. El que simultáneamente te eriza el vello corporal, indicándote que posiblemente acabes empapado esa misma noche si permaneces donde estás mucho más tiempo.

Quizá esa fuera una señal de advertencia para todo aquel que no se encontrase dentro de su morada. La noche ya había caído sobre aquellos lugares, aunque a pesar de todo, difícilmente, se podía divisar esa luz blanca en el cielo que nos acompaña por las noches. ¿Tal vez sería una señal para nuestra pequeña vagabunda? 

Tres minutos pasaron y desafortunadamente, cada vez costaba más distinguir esas montañas altas, rocosas, macizas, con vegetación escasa, ya casi invisible. Ellas hacían el papel de decorado en la función, mientras que en un primer plano se divisaba un camino terroso y arenoso que no tenía principio ni final. Alrededor de él, a sus orillas, encontramos diversos tipos de árboles, que probablemente, se habían unido en manada para hacer un corro alrededor del camino y burlarse a las espaldas de todo aquel viajero que se aventurase a emprender ese recorrido.

Los árboles, todos consumidos por el paso del tiempo y con formas puntiagudas, hacían acto de presencia al otoño, quién había vuelto para despedirse por una temporada de sus amigas caduca. Un camino largo, monótono y perturbador. Allí andaba ella, como si le fuese indiferente todo. Como si fuese consciente de que el paso del tiempo es irremediable y constante con unas sandalias ensangrentadas. Empapadas por las gotas de carmín que brotan sin cesar de sus pequeños, largos y cansados pies.

Envuelta en un abrigo de piel viejo y destripado, tapada como si luchara contra el viento. Mientras él, con ansias de venganza ondeaba su cabello y lo enredaba para construir su propia cuerda. Con la que la viajera ya agotada, se ahorcara infelizmente. Ella no lo iba a permitir, así que sin hacer caso a su larga melena morena, continuó caminando y murmuró para ella misma en voz alta:

- "No hay nada peor que el humor de perros en piel de zorro". 

Y continuó arrastrando sus piernas por el camino arenoso de la montaña en la que se encontraba sufriendo aquel martirio.

Como suponen vuestras mercedes, aquella situación no duró cien años y cuando terminó el largo camino, acabó en frente de una mansión abandonada. La viajera, cansada, ya pálida y perdida, decidió pasar la noche en la casa. El primer fallo de esta joven aventurera, quién apenas ni rozaba las dos décadas.

La fachada apenas se mostraba, puesto que estaba infestada de enredaderas y lo poco que se podía ver de ella, estaba agrietada, con las capas de pintura estropeadas, habían ladrillos sueltos y moho entre ellos. Los cristales estaban rotos y la madera de la puerta defectuosa, ya medio carcomida por las plagas. El jardín estaba lleno de maleza, que se apoderaba de la reja metálica que rodeaba la casona. El tejado, con piezas sueltas, se caía a pedazos. 

Allí solo quedaban restos de lo que fue en sus día una mansión de tejado color rojizo-burdeos, ventanas con maderas lacadas en tonalidades azules y pocos colores más ya borrados del mapa. 

Aquella muchacha allí entró y por lo que me contaron, posteriormente nada se supo de ella después de aquella noche. 

Algunos dicen que murió de hambre, otros dicen que murió del cansancio, unos cuantos dicen que la asesinaron, varios dicen que la secuestraron, ciertos dicen que se volvió loca y se perdió entre los fantasmas que habitaban la mansión, unos pocos dicen que a media noche se marchó huyendo de allí hacia una nueva ciudad con una nueva identidad y unos cuantos dicen que se marchó caminando de allí y continuó caminando hasta que falleció buscando su destino.

Pudo pasar de todo, nadie lo sabe, lo que sabemos y lo que quedará para siempre es que aquella joven era conocida como "La Viajera".




lunes, 11 de marzo de 2013

¡Adiós, Vecino!


¡Adiós, Vecino!

LA SEXTA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...


Si tuviéramos que clasificar esta historia dentro de un apartado de este blog, sería en la sección de regresos. Sí, estamos en marzo. Han pasado unos mesecillos desde que os dejé una historia. Nunca, a lo largo de estos meses, me he olvidado de que empecé una nueva etapa aquí como escritora ni tampoco de que tal vez algunos lectores han esperado nuevos relatos con ansias. 
Como comenté en diversas ocasiones hace tiempo, soy una estudiante con muchos proyectos y poco tiempo libre. Esto, hace que no pueda pasarme por aquí tan frecuentemente como a mi me gustaría. Sin embargo, si analizo mis circunstancias, pienso personalmente que es mejor pasarse por el blog varias veces al año que comenzar una historia y no volver a continuarla. Sin más preámbulos, voy a explicaros como se creó mi nuevo relato "¡Adiós, Vecino!"

Este cuento lo cree a finales de enero para rellenar una hoja en clase de literatura como redacción semanal. Una amiga, me dió unos consejos o ideas, sobre la idea base que ya tenía yo hecha, para escribirlo en poco tiempo pero que al mismo tiempo consiguiera darle esa nota de humor y esa esencia que tienen mis escritos.

Lectores: Espero que os guste.


                    
                     ¡ADIÓS, VECINO!

Y ahí andaba él, como si fuese un día normal en el que le iba hacer una visita al vecino de abajo. Había agotado ya su paciencia con los ruidos, de día y de noche, sin dejar dormir ni vivir.

Las palabras ya no eran suficientes: ¡Baja el volumen!, ¡Baje la voz!, ¡Apaga la radio!, ¡No tire el agua sucia por la ventana!  Para continuar con su martilleo constante contra las paredes de la vivienda. Aquellos golpes le rebotaban en la cabeza seguidamente. ¡Basta! ¡A por él!  Si no lo invitaba a "Tengo Una Paliza Para Usted", programa de televisión en el que propinaban palizas vengativas a diestro y siniestro, tendría que... ACABAR CON ÉL.

En ese instante, se tropieza con Doña Gertrudis, alcahueta metomentodo. ¿Cómo esconder el arma para que no la viera? 
Empezó una danza macabra escondedora de hacha consiguiendo despistar a la Gertrudis y su chucho engalanado con ganchos, lazos, coletas, perfumes, potingues y todas esas chorradas que le traían sin cuidado. No podía esperar ningún minuto más, tenia que ir a por el insufrible vecino.
Allí estaba él: con los cascos de música a todo volumen y venga a martillazos al cubo de basura. Simultáneamente se escuchaba el canal de la teletienda a todo volumen por todo el edificio.

Yo solo sé, por lo que me contaron, que cuando la policía acudió al edificio por la llamada que hizo el vecindario (cuando fueron conscientes del escándalo sin precedentes armado), que allí ya no quedaba ni alma en pena con vida... Y ahora estoy yo aquí, el típico vecino cotilla del patio, contando la historia de la que me he enterado como quién no quiere la cosa. 

¿Quién no ha tenido un vecino así? Esos son con los que tienes que tener más cuidadito, porque cuando menos te lo esperas, se te cuela uno en el piso de arriba y ya no hay manera de quitártelo de encima. Así que no se lo cuentes a nadie y ... ¡Ojito!

Cuando la policía acudió al edificio por la llamada que hizo el vecindario  allí ya no quedaba ni alma en pena con vida...  

                                                   BENDITO SILENCIO