¡Adiós, Vecino!
LA SEXTA HISTORIA QUE OS VOY A CONTAR...
Si tuviéramos que clasificar esta historia dentro de un apartado de este blog, sería en la sección de regresos. Sí, estamos en marzo. Han pasado unos mesecillos desde que os dejé una historia. Nunca, a lo largo de estos meses, me he olvidado de que empecé una nueva etapa aquí como escritora ni tampoco de que tal vez algunos lectores han esperado nuevos relatos con ansias.
Como comenté en diversas ocasiones hace tiempo, soy una estudiante con muchos proyectos y poco tiempo libre. Esto, hace que no pueda pasarme por aquí tan frecuentemente como a mi me gustaría. Sin embargo, si analizo mis circunstancias, pienso personalmente que es mejor pasarse por el blog varias veces al año que comenzar una historia y no volver a continuarla. Sin más preámbulos, voy a explicaros como se creó mi nuevo relato "¡Adiós, Vecino!"
Este cuento lo cree a finales de enero para rellenar una hoja en clase de literatura como redacción semanal. Una amiga, me dió unos consejos o ideas, sobre la idea base que ya tenía yo hecha, para escribirlo en poco tiempo pero que al mismo tiempo consiguiera darle esa nota de humor y esa esencia que tienen mis escritos.
Lectores: Espero que os guste.
¡ADIÓS, VECINO!
Y ahí andaba él, como si fuese un día normal en el que le iba hacer una visita al vecino de abajo. Había agotado ya su paciencia con los ruidos, de día y de noche, sin dejar dormir ni vivir.
Las palabras ya no eran suficientes: ¡Baja el volumen!, ¡Baje la voz!, ¡Apaga la radio!, ¡No tire el agua sucia por la ventana! Para continuar con su martilleo constante contra las paredes de la vivienda. Aquellos golpes le rebotaban en la cabeza seguidamente. ¡Basta! ¡A por él! Si no lo invitaba a "Tengo Una Paliza Para Usted", programa de televisión en el que propinaban palizas vengativas a diestro y siniestro, tendría que... ACABAR CON ÉL.
En ese instante, se tropieza con Doña Gertrudis, alcahueta metomentodo. ¿Cómo esconder el arma para que no la viera?
Empezó una danza macabra escondedora de hacha consiguiendo despistar a la Gertrudis y su chucho engalanado con ganchos, lazos, coletas, perfumes, potingues y todas esas chorradas que le traían sin cuidado. No podía esperar ningún minuto más, tenia que ir a por el insufrible vecino.
Allí estaba él: con los cascos de música a todo volumen y venga a martillazos al cubo de basura. Simultáneamente se escuchaba el canal de la teletienda a todo volumen por todo el edificio.
Yo solo sé, por lo que me contaron, que cuando la policía acudió al edificio por la llamada que hizo el vecindario (cuando fueron conscientes del escándalo sin precedentes armado), que allí ya no quedaba ni alma en pena con vida... Y ahora estoy yo aquí, el típico vecino cotilla del patio, contando la historia de la que me he enterado como quién no quiere la cosa.
¿Quién no ha tenido un vecino así? Esos son con los que tienes que tener más cuidadito, porque cuando menos te lo esperas, se te cuela uno en el piso de arriba y ya no hay manera de quitártelo de encima. Así que no se lo cuentes a nadie y ... ¡Ojito!
Cuando la policía acudió al edificio por la llamada que hizo el vecindario allí ya no quedaba ni alma en pena con vida...
BENDITO SILENCIO
Muy buena la historia.
ResponderEliminarTe sigo me sigues??
http://aidaerian.blogspot.com.es/
Gracias
Gracias a ti :) Claro, encantada. Ahora mismo me paso por tu blog.
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